La escritura Carolingia
Hasta Carlomagno, los copistas disfrutaron de cierta libertad para elegir los caracteres.
Al principio los monjes utilizaban todos los tipos de letras que usaron los romanos. Con la llegada de la imprenta, el termino “uncial”designara las letras redondas propias de la escritura a pluma, por oposición a las letras cuadradas de las inscripciones de los monumentos.
Poco después del advenimiento de Carlomagno, en el 768, apareció una nueva grafía inspirada posiblemente en la semiuncial, la “carolingia”. Esta escritura, muy clara y de una gran belleza formal, se extendió en la Edad Media por Europa occidental. En España entró por Cataluña en el siglo IX, y en el XI llego a sustituir en todo el país a la letra visigótica, entonces llamada toledana; este cambio trascendental para el libro español, se hizo prescriptivo a partir del concilio de León del año 1090.
Durante el reinado de Carlomagno tuvo lugar otro acontecimiento de gran relevancia para la historia de la escritura: la gran empresa de rectificación de manuscritos. La ignorancia o descuidos de los monjes había hecho que los errores se perpetuaran o se agravaran, con lo que se acababa traicionando al original. Carlomagno decidió poner fin a esta situación y se impuso la tarea de rescribís con el mayor de los cuidados nuevas copias de todas las fuentes autentificadas.
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