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Historia de la escritura

Calígrafos

Calígrafos

Calígrafos, iluminadores, miniaturistas y encuadernadores: los monjes copistas eran artistas, y sus trabajos verdaderamente obras de arte.

 

La copia de manuscritos era encargada generalmente por dignatarios de la nobleza o del clero. Para los trabajos más delicados se buscaban los mejores calígrafos, y talento de esos artistas anónimos no siempre fue compatible con la regla de oro de la humildad. Cuando podía probarse que un monje había alardeado de su virtuosidad se le forzaba a abandonar su trabajo y no se le permitía retomarlo hasta que acertaba a poner su arte sólo al servicio de Dios y de la orden religiosa a la que pertenecían.

La decoración era obra de especialistas: miniaturista e iluminadores. Estos, autentico artistas, no solo eran capaces de dorar con panes de oro las letras capitulares que encabezaban párrafos y capítulos, sino que también podían realizar dibujos de flores, personajes y paisajes vivamente coloreados como los que podemos observar en las miniaturas que ilustran los más bellos libros de la época. Se comenzaba por esbozar el motivo con ayuda de un punzón; luego se perfilaba con ayuda de la pluma, y en caso necesario se usaban escuadras, reglas y compases. También se coloreaban los contornos con pluma y solo el relleno se hacía con pincel fino.

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